Enamorado de Turón, hasta la médula


     Turón y Tomillo, Tomillo y Turón, T&T...una marca patentada. 


Tomillo y Turón dos hombres indisociables, parece un lema, como una marca, una historia de amor

     ¡Evidentemente! Mi padre ha sido un ejemplo a seguir aquí en este pueblo. Durante cuarenta años fue el hacedor de las Fiestas del Cristo. Todo el mundo lo recuerda con nostalgia aquella época en que obraba en el valle. No la nostalgia puramente afectiva más bien el recuerdo de un hombre comprometido con su pueblo hasta la médula. Mi padre vivía por y para el pueblo, dedicándose de manera entera y absoluta a sus paisanos incluso por encima de su trabajo y de su familia. La felicidad, el bienestar del pueblo era su motor. El memorial de natación que durante tantos años llevó su nombre certifica el reconocimiento a su labor
 
 
Tus padres pasaron de ser hijos adoptivos a turoneses acérrimos...
     Sí. Los Tomillo son de Pola de Lena y mi madre navarrica. Pero se han hecho aquí desde su llegada cuando eran chavalillos. Aquí hemos nacido mi hermana y yo. Turón será siempre nuestro pueblo natal, el lugar de mis primeros despertares. ¡Es absolutamente todo! Pero no es meramente un amor romántico por el paisaje es un vínculo indestructible con los amigos de siempre. Evidentemente es la gente la que me hace sentirme bien cuando me escapo por aquí. Todo esto sigue siendo lo mío, mi pueblo y mi gente.



¿Algo especial que tiene Turón y que no tengan los demás rincones del ancho mundo que recorriste sin cesar?

     Esto es como el amor, algo difícil de explicar. Se entiende desde dentro. Reconozco que no es racional pero tampoco tiene por qué serlo. Está por encima de toda contingencia y los kilómetros nunca lograrán borrarlo del corazón y de la memoria. Y estoy seguro de que esto lo pueden certificar, quizás con otros matices, todos los turones, sobre todo los que vivimos fuera.  

Y a ti que diste varias veces la vuelta al mundo, visitando lugares de ensueño, en calidad de guía turístico, ¿no te queda esto un poco pequeño?
     ¡En absoluto! Esto está escrito con caracteres gigantescos. Cuando me hablan de Turón en cualquier rincón del mundo, mi Turón toma caracteres de gran ciudad. Para mí es el pueblo más importante que existe y lo defiendo a uñas y dientes allá por dónde voy, lo llevo como bandera. Eso no me hace olvidar los grandes desafíos que tiene el valle, la pérdida de puestos de trabajo…pero yo, fuera, me siento embajador de este pueblo con historia y confío en la gente para que tenga el futuro que merecen y necesitan nuestros jóvenes. El amor no me ciega, me da fuerza para defender lo mío.

¿Es verdad eso de que llegaste a hablar de Turón con una tribu Masai en África?

     Bueno la verdad es que le puse a un Masai una camiseta de Turón, una que me había dado SOTUFE. Hay dos cosas que llevo en el corazón a cualquier rincón del mundo: el Sporting de Gijón y mi Turón querido.

Sin embargo, un día te fuiste del valle…

     Fue por las circunstancias. Era joven y me aburría en el hospitalillo de Hulleras poniendo inyecciones. Eran las vacaciones de 1964. Junto con Toni Hevia, inspector médico en Mieres, fuimos a Torremolinos, que era en aquel entonces el epicentro de todas las costas de España. Me encantó el clima y el carácter abierto de la gente. En una palabra: me conquistó y decidí quedarme allí. De esto ya hace 46 años. Pero el tiempo nunca fue óbice para que yo arrincone a Turón. La nostalgia por el pueblo se despierta a menudo. Vengo unos días y después de verlos a todos, de recargar las pilas, vuelvo al sur. Son idas y vueltas Torremolinos-Turón, un volver a empezar cada vez.

Lo tuyo de todas maneras es viajar, como dice el poeta “andar y nadar los caminos sin nadie que me entretenga”…

     Es lo que hecho siempre por profesión y por amor. En Torremolinos vi como vivía el turismo y sobre todos los guías turísticos. Tomé la decisión de dedicar mi vida a esa pasión por el viaje. Me diplomé en turismo en Málaga, trabajé tres años dirigiendo varios hoteles y empecé lo mío que era viajar. El turismo internacional me metió de lleno en este mundo fantástico. Seguramente recorrí el mundo veinte veces. Acabo de hacer un recorrido de más de 40.000 km, incluida la Antártida. Aunque estoy retirado como consecuencia de una enfermedad que tuve hace seis años, sigo viajando.  Después de tantos años de colaboración, hoy me vienen invitaciones para cruceros y todo tipo de viajes de promoción. Me siento bendecido por la suerte.

Entre los montones de anécdotas de ese largo recorrido por el mundo, ¿alguna de encuentro con turoneses en lugares inesperados?

     En muchos sitios. El año pasado estando en Argentina me enteré de que el Coro Minero estaba dando una gira por América del Sur y que iba a actuar en Buenos Aires. Yo acababa de dar el pregón de Asturias en Mar del Plata y enseguida imaginé una charla sobre la gesta de Asturias, el episodio de Covadonga y la di allí en el centro coincidiendo con el Coro. Impresionante, inolvidable encontrarme a 13000 km de distancia con Turón, eso no se me olvidará jamás. Es uno de los detalles más emotivos de estos últimos años. Pero turoneses los hay por todo el mundo. A Torremolinos ha ido a visitarme gente que venía de Bélgica, de Francia… Como estoy muy vinculado con el centro asturiano de Torremolinos del que soy vicepresidente de honor me encuentro con todos los turoneses que pasan por Torremolinos desde cualquier rincón del mundo. El cordón umbilical que nos une a todos los asturianos son los centros asturianos que hay por el mundo. Recuerdo que un día paseando por los Campos Elíseos en París oí alguien que gritaba ¡Licinio! … Ya sabía que era uno de Turón porque Licinio únicamente me llaman los de Turón, para los demás soy Ricardo. Una seña, un lazo más.

¿Alguna vez te sentiste relaciones públicas de Turón?

    Siempre, allá donde vaya. He dado cantidad de pregones sobre Asturias, en Argentina, en Uruguay, coincidiendo con el centenario del centro asturiano de Montevideo…Por supuesto estoy muy orgullosos de ser asturiano y me siento un poco embajador de esta tierra, pero siempre intento que salga a colación el nombre de Turón porque lo llevo muy dentro.  

¿Y lo de los libros…otra pasión?

     Ha sido una inquietud desde chavalete. Siempre fui un gran romántico. Me encantaba embellecer y poetizar todo mi alrededor. Pero como suele ocurrir,  muchos de estos escritos los rompía, algunos los guardaba, pocos. En mi primer libro salieron recopilados algunos de estos textos de cuando tenía 18 o 19 años, toda una serie de inquietudes. Con el cuestionamiento constante de las cosas surgió la idea de escribir. La escritura me encanta y me llena. Sobre todo en esas horas mágicas de la noche, a las doce, cuando reina el silencio. Es el momento para pensar, divagar, escribir. Es un momento para vivir con intensidad la vida por eso nunca dejaré de escribir. Pero queda claro que es un hobby, en absoluto me considero escritor, sería un insulto hacia los verdaderos profesionales. Ahora estoy trabajando en una novela. Los relatos cortos son momentos de reflexión, pensamientos, la novela es un mundo.




¿Qué te queda por vivir?

     Muchos años y muchas cosas estoy enamorado de la vida y de mi pareja.
 
¿Algo aún por realizar?

     Siempre hay algo, algo por lo que merece la pena seguir, continuar este camino tan agradable para mí. Me queda la satisfacción de haber vivido lo que viví, sobre todo después de esta enfermedad y tres operaciones complicadas. Ya han pasado seis años y no queda nada de es tremendo susto pero esos momentos complicados me han hecho reflexionar mucho, volverme aún más sensible. Ahora todos mis amigos son más amigos, soy más condescendiente con todos, con mi familia, conmigo mismo. He jugado mucho con mi conciencia... al final estoy agradecido incluso de haber pasado esos dos años fatales luchando contra el cáncer. Lo agradezco porque esto me ha descubierto que no soy tan mala persona como pensaba. Por lo menos intento jugar mucho con mi conciencia, que nada se me reproche, intento por todos los medios de ser un poco mejor de lo que era. 

¿Qué supuso para ti dar el pregón de 1998 en tu pueblo?

     Algo entrañable que quería hacer. Gracias a SOTUFE por haberme dado esa oportunidad de poder expresar, ante tantos amigos a los que no veía desde hacía muchos años, todo el apego emocional hacia el valle. Todo, durante y después del pregón, fue una declaración de amistad enorme. Salí más unido al pueblo. Estaba unido por dentro, el pregón me permitió el demostrarle a Turón lo mucho que significaba…

 
Tu pregón fue algo diferente, fotografías acompasadas a la palabra…
     Fue una colaboración muy agradable con Secades. Había que acompañar el sentimiento con esas imágenes imborrables que llevaba dentro. La palabra a veces es insuficiente, tienes que acompañarla con fotografías. Julio César me permitió que eso se pudiera llevar a efecto. Ese pregón “único”, diferente me hizo sentirme más unido. Nadie puede  quedar impasible ante el encanto de Turón.

¿Cuál sería tu lema de tu Turón?

     ¿Con qué palabra reflejar lo mucho que siento por Turón? … ¡No existe el adjetivo! Lo es todo para mí, está por encima de todo. Los 45 años de Torremolinos, quizás al principio por razones un tanto egoístas, al final me ha conquistado. Y es que Torremolinos es un regalo, una fiesta para la vida. En él me siento feliz, pero lo que llevo realmente, profundamente dentro, es Turón, mis raíces. Mi romanticismo es el fruto de todos los recuerdos afectivos, lo sé, pero es una faceta de la vida muy importante. Conozco perfectamente la realidad actual del pueblín y sé que los retos son enormes. Por eso estoy muy agradecido a toda esa gente que se mueve y lucha dentro del valle por un futuro mejor. Mi lema sería pues:
Turón, con raíces y futuro.

Entrevista realizada por Julio César Secades y Jorge Varela para elvalledeturon.net, 15 de septiembre de 2010

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